Las emociones impulsan el aprendizaje, la toma de decisiones, la creatividad, las relaciones y la salud. Por ello, para nosotros es importante educar desde la afectividad, haciendo uso de una serie de herramientas pedagógicas que buscan desarrollar las competencias emocionales de nuestro alumnado.
Buscamos desarrollar integralmente a nuestro alumnado con habilidades cognitivas: de pensamiento y conductas instrumentales para alcanzar las metas propuestas; y afectivas: comprende elementos como la autovaloración y autoconcepto.
Creemos firmemente, como lo indican diversos estudios e investigaciones recientes, que las personas más felices desarrollan una mayor autoestima y un mayor autocontrol conductual. Y por consiguiente, esto conlleva mejores rendimientos académicos.
Una educación que desarrolla las habilidades afectivas contribuye a mejorar el rendimiento académico, ya que el alumnado trabaja en un ambiente de seguridad y afecto estará más capacitado para controlar el estrés y la ansiedad.
Percibirá un ambiente de confianza con su profesor y el resto de sus compañeros, y eso le facultará para realizar una mejor gestión de sus emociones y, en definitiva, aumentar su estado de bienestar.
La enseñanza que ve al alumnado desde una perspectiva integral y busca desarrollar sus habilidades afectivas como cognitivas, se obtienen resultados en los alumnos:
• Poseen un buen nivel de autoestima
• Aprenden más y mejor
• Desarrollan y ejercen liderazgo
• Presentan menos problemas de conducta
• Identifican patrones destructivos y buscan ayuda para solucionarlos
• Tienen la capacidad de entender los sentimientos de los demás
• Resisten mejor la presión de sus compañeros
• Resuelven bien los conflictos
• Superan sin dificultad las frustraciones
• Se sienten bien consigo mismos
• Son personas positivas y optimistas
• Son comprometidos, felices, saludables y determinados a alcanzar el éxito y la plenitud.